Radicalización recíproca o extremismo acumulativo. Estos términos recientes se relacionan con una relación política simbiótica mediante la cual el extremismo de un grupo alimenta la narrativa del otro.

Tal como expone el investigador James Hardy del CARR Center for analysis of the radical right, los investigadores han demostrado que los efectos son un aumento de la violencia inspirado en los actos de una agrupación diametralmente opuesta, como por ejemplo los 34 ataques a mezquitas tras el brutal asesinato islamista de Lee Rigby el 22 de mayo de 2013 en Londres.
Hasta ahora, muchas investigaciones se han centrado en la relación entre extremistas de derecha radical e islamistas, a pesar de las pocas pruebas empíricas sobre las acciones de los extremistas de derecha que inspiraban directamente las acciones de los islamistas radicales, excepto en casos anómalos. Por el contrario, es absolutamente el caso de que los extremistas islamistas han inspirado el racismo de derecha radical e incluso la violencia política.
En Gran Bretaña se ha mostrado la progresiva acción del activismo radical en los últimos meses. Galvanizados por las protestas norteamericanas contra el asesinato de George Floyd, los manifestantes del Reino Unido empezaron a avanzar en el conflicto. Sin embargo, los grupos de extrema derecha vieron en la profanación de las estatuas –ejemplarizada por el derribo del comerciante de esclavos del siglo XVII Edward Colston en Bristol–, así como las pintadas sobre monumentos de guerra y la estatua de Churchill en la plaza del Parlamento, un ataque a los valores y la historia del Reino Unido.
De la misma manera que en los Estados Unidos, las dos partes han estado enfrentadas en un conflicto directo, ya que elementos de la derecha radical británica utilizaron las protestas para movilizar a partidarios. Centenares de activistas de extrema derecha viajaron a Londres en junio de 2020 para participar en protestas en defensa de las estatuas, con Paul Golding, líder del grupo extremista de derechas Britain First, que declaró que se habían presentado a “custodiar nuestros monumentos”.
Desde el punto de vista de los Estados Unidos, algunos activistas de extrema izquierda, aparentemente como un subproducto del movimiento Black Lives Matter, se han alimentado con narrativas de derecha radical.
A diferencia de la mayoría de activistas de izquierdas, los militantes antifascistas han utilizado la violencia en algunos enfrentamientos con la extrema derecha, como se ha visto recientemente durante una contramanifestación ante una concentración por la libertad de expresión organizada en San Francisco.
Además, los altercados, el saqueo y los disturbios periódicos en lugares como Portland han reforzado una percepción de la derecha cada vez más generalizada de que las opiniones de antifascistas y de la izquierda en general son de algún modo incompatibles con la sociedad contemporánea de los Estados Unidos.
Las recientes protestas han convertido a estos bandos de la división política en conflicto directo, acusándose mutuamente los miembros de ambos grupos de incitar al otro.
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