El pasado mes de noviembre de 2025 marcó un punto de inflexión en la lucha contra el tráfico ilegal de obras de arte y bienes culturales en Europa. En una jornada de acción coordinada por las autoridades búlgaras, con el apoyo de Europol y la participación de agentes de hasta seis países, se desarticuló una extensa red criminal dedicada al saqueo y comercio ilícito de antigüedades grecorromanas y tracias.

Esta operación es el resultado de años de investigación y cooperación internacional, y pone el foco en un fenómeno que afecta de lleno al patrimonio cultural europeo y mundial.
Todo comenzó en el año 2020, cuando un registro domiciliario en Bulgaria culminó con la confiscación de 7.000 bienes culturales de valor incalculable. La falta de documentación fiable y la gran cantidad de objetos hicieron saltar todas las alarmas: probablemente se trataba de uno de los conjuntos de antigüedades saqueadas más grandes descubiertos en el país.
Entre estos objetos se encontraban:
- máscaras y joyas antiguas,
- equipamiento militar,
- jarrones y copas ceremoniales,
- piezas únicas que datan del 2000 a. C.
Desde entonces, la colección se ha mantenido bajo custodia en el Museo Nacional de Historia de Bulgaria, mientras avanzaba una investigación de gran alcance que ha acabado revelando una red criminal transfronteriza altamente organizada.
La jornada de acción fue tan impresionante como significativa:
- 35 detenciones en Bulgaria.
- 131 registros en varios países (Bulgaria, Albania, Francia, Alemania y Grecia).
- Más de 3.000 bienes confiscados, incluidas monedas de oro y plata.
- Valor total estimado: más de 100 millones de euros.
- Además, se intervinieron obras de arte, armas, documentos, equipos electrónicos, oro y más de 50.000 euros en efectivo.
El principal Objetivo de Alto Valor (HVT, por sus siglas en inglés) de la investigación está acusado de financiar excavaciones ilegales en Bulgaria y otros países balcánicos. El mecanismo era claro: grupos de saqueadores locales excavaban yacimientos arqueológicos por encargo, y los intermediarios se encargaban de blanquear las piezas a través del mercado internacional del arte.
El caso pone de manifiesto una realidad bien conocida por los investigadores: el mercado del arte es un terreno fértil para actividades criminales. La demanda de objetos únicos y la dificultad de verificar su procedencia facilitan la entrada de artefactos saqueados de manera ilegal.
Los Balcanes e Italia, ricos en patrimonio arqueológico grecorromano, han sido durante décadas objetivo de redes de tráfico de antigüedades. Y esta problemática no es local: a menudo se mezclan piezas procedentes de zonas en conflicto como Siria o Irak.
Desde 2024, un grupo de trabajo de Europol ha sido clave para conectar puntos, vincular sospechosos e identificar artefactos dispersos por varios países. Este modelo de cooperación —que combina análisis, intercambio de información y acciones conjuntas— es hoy más necesario que nunca.
El desmantelamiento de la red es una victoria importante, pero también un recordatorio: la protección del patrimonio cultural requiere vigilancia constante y esfuerzos globales coordinados.
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