A principios del mes de noviembre de este año, apareció publicado un estudio en el periódico digital The Conversation en el que las profesoras inglesas de Criminología de la Universidad de Portsmouth Jemma Tyson y Sarah Charman profundizaban en las causas del incremento de renuncias de oficiales de policía en Inglaterra y Gales.

Las autoras explican que ser policía había sido durante muchos años un trabajo de por vida. Había tasas muy bajas de abandono y tasas elevadas de lealtad, donde las carreras de 30 años o más eran la norma. Pero parece ser que las cosas han cambiado.
Según datos oficiales del Gobierno, la cifra de renuncias voluntarias al servicio de policía en Inglaterra y Gales ha aumentado un 72% entre los años 1996 y 2022, pasando de 1.996 bajas a 3.433. Además, las renuncias voluntarias representan actualmente el 42% de todos los abandonos de la policía, en comparación con el 33% del año anterior. Y si se compara con hace diez años, el año 2012, hubo 1.158 renuncias voluntarias, lo cual representa solamente el 18% de todos los que abandonaron. Por lo tanto, en tan solo diez años las renuncias voluntarias han aumentado un 196%.
Lo que en 2016 era considerado como una rotación positiva por el Consejo Nacional de Jefes de Policía, actualmente ya es un grave problema. Las dos autoras del estudio consideraron que tenían que investigar las causas por las que cesan los funcionarios. Durante dos años entrevistaron a unos 100 exoficiales de policía de Inglaterra y Gales que habían abandonado voluntariamente el servicio.
La principal motivación para abandonar el trabajo son problemas internos y organizativos, entre otros: los exoficiales se quejaron de un liderazgo deficiente, de la falta de oportunidades de promoción o progresión y de no tener voz en la organización. Los policías que habían abandonado la organización declaraban que no se sentían valorados y que les faltaban modelos apropiados en los rangos superiores. De este hecho, se quejaban sobre todo las mujeres oficiales con hijos.
Los exoficiales entrevistados declararon que se habían sentido como un simple número por parte de la fuerza policial y que sus voces no eran escuchadas. Asimismo, no sentían que podían compartir sus opiniones o participar en la toma de decisiones sobre temas que les afectaban en el trabajo diario, ya que consideraban que los jefes ocupaban el tiempo resolviendo sus propias carreras y preocupaciones.
Esta sensación de vacío también fue compartida por policías que fueron enviados a lugares no deseados después de promocionar, de volver de una ausencia o a causa de la reestructuración dentro de la organización.
Las investigadoras también constataron que la mayoría de entrevistados respondieron que su decisión de renunciar fue la correcta, lo cual no ocultaba su decepción, arrepentimiento y tristeza al marcharse.
Estos sentimientos de ausencia de apoyo de la organización se ven agravados por la falta de entrevistas de salida significativas. Solo a un 35% de los oficiales entrevistados se les ofreció la posibilidad de realizar una encuesta de salida.
Comprender por qué ha habido un aumento del 196% en las renuncias voluntarias del servicio de policía en Inglaterra y Gales en la última década puede ser una tarea dolorosa para muchas fuerzas policiales, pero sin esta información, la retención solo puede empeorar. Iniciar aquellas conversaciones difíciles y proporcionar a los que abandonan la voz que les falta dentro de la organización es el primer paso para resolver el problema.
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