Rossella Selmini: “Modelos policiales represivos y basados en la tolerancia cero crean conflictos y minan la confianza”

Rossella Selmini es profesora asociada de Criminología en la Universidad de Bologna, en el Departamento de Ciencias Jurídicas. Anteriormente fue profesora de la Universidad de Minessota (EE.UU.) y directora del Departamento de Seguridad Urbana y Policía Local en el Gobierno regional de Emiglia Romagna. De 2015 a 2018 fue presidenta de la Sociedad Europea de Criminología.

1. ¿Cuáles son los elementos definidores de un modelo de policía?

La literatura sobre la policía individualiza varios elementos que definen un modelo de policía. Entre ellos, considero particularmente importante identificar tres elementos: los principios generales que deben guiar el modelo, la organización de los cuerpos y las funciones que les son atribuidas.

2. ¿Cuáles de los modelos de policía existentes cree que es mejor para mantener una buena convivencia ¿Y una sociedad segura?

En las sociedades occidentales contemporáneas, aunque con llamativas diferencias ligadas a las peculiaridades nacionales y locales, se han consolidado dos modelos en particular: el conocido como “tolerancia cero” y el de la policía comunitaria. Presentan algunos aspectos que se solapan, pero son diversos en cuanto a los principios fundamentales que guían las acciones de la policía. En el modelo de la policía comunitaria, prevalecen los principios del servicio a la comunidad, de relación con la comunidad, con todos sus componentes, incluidas las minorías y las generaciones más jóvenes; la creación de una relación de confianza, el recurso prevalente a la negociación de los conflictos, el recurso a la represión como ultima ratio. Estos principios deberían gobernar las diversas unidades de las organizaciones policiales, desde las que realizan funciones de policía administrativa hasta la policía judicial, el control del orden público y la prevención de la delincuencia. Además, a la vista de los resultados de la investigación, considero que este modelo es el mejor y está reforzado por el hecho de que se ha demostrado como el que garantiza de forma más adecuada la convivencia pacífica, ofreciendo seguridad a la ciudadanía e incrementando la confianza y la legitimidad de la policía.

Modelos represivos y basados en la tolerancia cero, en sentido contrario, crean conflictos y minan la confianza, en particular de los grupos más vulnerables de la sociedad, reforzando la cultura de la intolerancia y del miedo, sin, por otra parte, contribuir de forma significativa al control de la delincuencia. A la luz del debate más reciente sobre la reducción de la policía, puede incluso plantearse un modelo de policía comunitaria dentro de la cual algunas funciones particularmente delicadas que hoy en día todavía son ejercidas por la policía ─enfermedades mentales, desequilibrios sociales en general─ sean derivadas a otras agencias de naturaleza no policial. Por otra parte, en el marco de un modelo de policía comunitaria, también las funciones de orden público deben ser redimensionadas y mantenidas dentro de los límites estrictamente compatibles con el ejercicio de los derechos civiles y políticos.

3. Más allá del control judicial, ¿qué supervisión externa deben tener las organizaciones policiales? ¿Qué consecuencias tienen estos controles?

El tema de la rendición de cuentas de la policía, y particularmente importante en los países del Sur de Europa, que, en general, centran el control de los operadores de policía en el control disciplinario interno y el de la autoridad judicial. Estoy convencida de que un tercer organismo, intermedio entre el control interno y el judicial, sería útil para garantizar una evaluación independiente. Un organismo de este tipo debería incluir a expertos y miembros de la comunidad local y de la sociedad civil. Esta forma de control –dotada del necesario poder de intervención– debería garantizar la reducción de la impunidad, que es la consecuencia más común de los abusos y la violencia policial.

4. ¿En qué circunstancias la policía debe cambiar de modelo –en caso de que no se considere válido– y quién debe tener el peso del cambio: profesionales, gobierno o ciudadanía?

No pienso que deban concurrir circunstancias particulares para modificar un modelo de policía: prácticamente todos los modelos de policía, particularmente de algunos países de Europa, incluidos Francia, Italia y España, necesitan reformas radicales, bien sea en el control de la delincuencia común como sobre todo en el control del orden público y las relaciones con las minorías étnicas. Comportamientos discriminatorios, abusos y uso excesivo de la fuerza son fenómenos frecuentes en los tres países citados y son fenómenos que exigen un cambio más radical en la organización de los cuerpos, en su cultura y en la rendición de cuentas, que no se limiten a reformas de maquillaje (por ejemplo: mayor atención a las formas de selección o formación profesional son importantes pero no suficientes).

Creo que una reforma de un modelo de policía no puede ser eficaz si no parte de una consulta extensa a los ciudadanos, incluidas las minorías étnicas y las personas más vulnerables, sobre el modelo de la reforma tal y como se está intentando – con muchas dificultades– en algunas ciudades americanas después del homicidio de George Lloyd. Debe ser la comunidad local, con la asistencia eventual de expertos, quien debe determinar el modelo de policía que quiere, y ese modelo debe discutirse después con los órganos legislativos.

_____

Aquest apunt en català / This post in English / Post en français

Deixa un comentari