La seguridad de la comunidad es mucho más que los delitos

El investigador Trevor Hancock publicó en Timescolonist.com un artículo relativo a un estudio sobre la seguridad de las comunidades, en el que considera que esta seguridad a menudo se centra en la problemática de la delincuencia o la violencia, pero para él la seguridad es mucho más que eso.

Sin embargo, también considera que hay una comprensión muy distinta de la seguridad en Europa en comparación con Norteamérica.

En Europa, el movimiento Safe Communities se centró en gran medida en prevenir accidentes, lo que en seguridad pública se denomina ‘lesiones no intencionadas’. Pero en Norteamérica el enfoque del trabajo sobre comunidades seguras se centró principalmente en la prevención del crimen y la violencia, una parte de lo que se denomina ‘lesiones intencionadas’.

Desde una perspectiva de seguridad pública, las lesiones no intencionadas son, con diferencia, el mayor problema. En un informe del Comité de Prevención de Lesiones se señala que las lesiones son la principal causa de muerte entre los 1 y los 44 años y la cuarta causa de muerte para todas las edades.

Hancock identifica tres prioridades para la prevención de las lesiones: caídas de las personas mayores, lesiones relacionadas con los transportes y suicidios y autolesiones. Pero, incluso dentro de la categoría de asalto, la prioridad no debería ser la violencia aleatoria perpetrada contra desconocidos, sino la violencia familiar y la violencia sexual.

Un informe de 2021 de Statistics Canada señalaba que una cuarta parte de las víctimas de violencia denunciada por la policía son víctimas de un miembro de la familia, mientras que dos tercios de todas las víctimas de violencia familiar son mujeres y niñas.

Además, esta violencia, así como la violencia sexual, son muy poco denunciadas. El 80% de la violencia conyugal no se denunció a la policía. Aparte, la seguridad de la comunidad no se trata solo de violencia, ni siquiera de crimen en general, sino de sentirse seguro.

Por ejemplo, la agresión —especialmente la violencia aleatoria— se considera mucho más aterradora (y más digna de noticia) que los casos mucho más numerosos de caídas y accidentes de tráfico, que demasiado a menudo parecen aceptarse como parte del tejido de la vida cotidiana o del precio que pagamos por la movilidad.

Eso nos dice que la percepción y la emoción son importantes cuando se trata de seguridad, no solo de datos.

Las personas pueden sentirse inseguras por varias razones, que a menudo tienen poco que ver con la actividad delictiva o con las competencias de la policía.

Las personas indígenas, las personas de color, las personas LGBTQ y otras pueden sentirse inseguras a causa de actitudes, comentarios o comportamientos discriminatorios que no son delictivos. Y, por descontado, las calles y los parques oscuros hacen que muchos de nosotros nos sintamos inseguros, mientras que la gente está preocupada y quizás se asusta por aquellos que actúan de forma extraña o que viven en la calle.

Por lo tanto, si realmente queremos una comunidad más segura, tenemos que pensar de forma bastante amplia sobre qué hace que nuestra comunidad sea insegura para las personas, y no dejarnos absorber por una comprensión de la seguridad que se define demasiado estrictamente como una cuestión de crimen, violencia y ley y orden.

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