Tanto los defensores de la salud pública como los defensores de los derechos de las armas están absolutamente de acuerdo en que los propietarios de armas de fuego deben almacenarlas de modo que se evite que personas no autorizadas puedan acceder a ellas.

Estas prácticas de almacenaje pueden ayudar a prevenir muertes y lesiones no intencionales por armas de fuego entre los menores. Además, existe un argumento teórico convincente para prevenir el suicidio mediante la reducción del acceso a medios letales.
La página web rand.org ha publicado un estudio sobre la protección en torno a las armas de fuego con estimaciones recientes, patrones y efectividad de las intervenciones.
Las conclusiones de muchos estudios son consistentes con estas teorías y cuentan con un amplio consenso entre las organizaciones de salud pública, como la Organización Mundial de la Salud.
En el caso de las armas de fuego, reducir el acceso a medios letales implica almacenar armas de fuego bloqueadas y descargadas. Por estas razones, se han creado e implementado campañas de políticas de salud pública para promover el almacenaje seguro de armas de fuego de propiedad personal.
Este estudio analiza lo que se entiende por almacenaje seguro de armas de fuego y proporciona estimaciones de las prácticas de almacenaje de los propietarios de armas de Estados Unidos a partir de encuestas representativas a nivel nacional y estatal. Esto se complementa con investigaciones sobre poblaciones seleccionadas con datos a partir del año 2010, lo que incluye poblaciones de interés a causa de acontecimientos actuales y con riesgo de daños, como por ejemplo personas que compraron un arma de fuego durante la pandemia de COVID-19, hogares con menores, personas con afecciones de salud mental o en riesgo de suicidio y poblaciones militares o veteranas.
El informe describe cómo los norteamericanos acostumbran a guardar sus armas de fuego y la justificación de las prácticas de almacenaje, para posteriormente revisar la investigación sobre la efectividad de las intervenciones que buscan cambiar las prácticas de almacenaje de armas de fuego. Estas intervenciones se califican como intervenciones clínicas, basadas en la comunidad y las políticas públicas.
El estudio concluye que múltiples grupos de partes interesadas recomiendan que las armas de fuego se guarden con llave y descargadas y que las municiones se almacenen por separado. La mayoría de la evidencia empírica hasta la fecha indica que aproximadamente la mitad de los propietarios de armas de fuego guardan sus armas cerradas, y un tercio las guarda cerradas y descargadas. La mayor influencia de las prácticas de almacenaje entre aquellos que no guardan sus armas de fuego como se recomienda son las percepciones de riesgo y protección. Aquellos con más armas y aquellos con solo pistolas tienen menos probabilidades de guardar las armas como se recomienda, y los hogares con menores tienen más posibilidades de guardarlas según está recomendado.
_____
Aquest apunt en català / This post in English / Post en français