Cada año, más de 40.000 estadounidenses mueren en actos de violencia con armas de fuego y aproximadamente 85.000 resultan heridos por disparos. Esto equivale a más de 110 personas a quienes que se dispara y mueren cada día en Estados Unidos y a más de 200 personas heridas por disparos. Pero el trauma de la violencia con armas de fuego no termina cuando se detiene un tiroteo.

A lo largo de Estados Unidos, personas de todas las condiciones sociales se han visto afectadas por esta epidemia de la salud pública. En una encuesta nacional, el 58% de los adultos informaron de que ellos o algún ser querido había experimentado la violencia con armas de fuego a lo largo de su vida. Además, millones de personas resultaron heridas por disparos, fueron amenazadas con un arma de fuego o presenciaron un acto de violencia con armas de fuego a lo largo de su vida.
Es por este motivo que Everytown for Gun Safety celebra la Semana Nacional de los Supervivientes de la Violencia con Armas de Fuego (National Gun Violence Survivores Week) cada mes de febrero.
Experimentar violencia con armas de fuego tiene impactos emocionales, físicos, legales y económicos duraderos en los supervivientes y en sus comunidades. La amplitud y diversidad de la experiencia de los supervivientes están directamente relacionadas con la naturaleza de amplio radio de la crisis de violencia con armas de fuego de Estados Unidos. La violencia con armas de fuego puede adoptar muchas formas, como suicidios e intentos de suicidio con arma de fuego, homicidios y agresiones con armas de fuego, violencia doméstica que involucre arma de fuego, tiroteos en las escuelas, tiroteos por parte de la policía y tiroteos no intencionales, entre otros incidentes.
Identificarse como superviviente de la violencia con armas de fuego abarca muchas experiencias diferentes: presenciar un acto de violencia con armas de fuego, recibir amenazas con arma de fuego o ser herido o tener algún conocido o ser querido herido o asesinado con arma de fuego.
Sin embargo, la cultura de Estados Unidos de silencio en torno a la violencia con arma de fuego significa que con demasiada frecuencia no se habla ni se comprende totalmente el impacto en los supervivientes de por vida. Una de las consecuencias de este silencio es que muchos supervivientes no reciben el apoyo y los servicios que necesitan para vivir con ese trauma y superarlo. Para ayudar a romper este silencio, se realizó una encuesta a 650 supervivientes a finales del año 2021. Los datos muestran la magnitud de la epidemia de violencia con armas de fuego en Estados Unidos y el impacto duradero en las personas y las comunidades. Entre las principales conclusiones cabe destacar:
- Nueve de cada 10 supervivientes de violencia con arma de fuego informan de haber sufrido un trauma a causa del incidente.
- Más de la mitad de las personas que han experimentado violencia con arma de fuego en el último año calificaron el trauma de 5 sobre 5.
- Enfermeros, médicos o personal hospitalario fueron los más propensos a decir que experimentaron el impacto a través de su trabajo, seguidos por personal que trabaja en las escuelas.
- Dos tercios de los supervivientes heridos por disparos expresaron la necesidad de recibir servicios de salud mental, terapia y soporte.
- Casi uno de cada tres supervivientes dijo que necesitaba asistencia legal como víctima o por la muerte de un familiar.
- Uno de cada tres supervivientes dijo que necesitaba apoyo económico para ayudar a cubrir los costes del funeral o médicos o para compensar los ingresos perdidos a causa de una muerte o lesión.
Everytown Research & Policy presenta el informe dividido en cinco secciones que analizan el duelo y el dolor por la muerte por armas de fuego, centrándose sobre todo en las experiencias de los supervivientes.
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