Por primera vez, Francia instala radares de ruido que se encargarán de controlar los niveles de ruido emitido por los vehículos en zonas limitadas a 50 km/h. Se estima que las multas impuestas por superar los niveles acústicos permitidos puedan llegar a los 135 euros.

Los nuevos radares sonoros se han instalado en siete municipios. El proyecto, que tendrá una duración de dos años, ha empezado a funcionar hace pocas semanas. Esta iniciativa es la primera de este tipo en Europa, con lo que será necesario un tiempo para evaluar los resultados y extraer conclusiones.
Cuando Francia introdujo los radares de velocidad, hace veinte años, redujo drásticamente las cifras de accidentes de tráfico, lo que ayudó a salvar miles de vidas. Los nuevos sensores o radares de sonido serán, de momento, una prueba. Los sensores podrán detectar y grabar los vehículos que emitan un ruido excesivo, un problema creciente en los últimos años. La esperanza de las autoridades es establecer un límite de contaminación acústica y multar a los automovilistas que lo excedan.
La iniciativa sigue la creciente intolerancia de los franceses a los ruidos de la calle, sobre todo los de las motocicletas y los escúteres modificados. Según un estudio de Bruitparif –centro que cuenta con el apoyo del Estado francés que monitoriza el ruido en el área de París–, un escúter modificado que cruza París de noche puede llegar a despertar hasta 10.000 personas.
Según un estudio publicado recientemente por la Agencia Europea del Medio Ambiente, la contaminación acústica causa unas 16.000 muertes prematuras en Europa y 72.000 hospitalizaciones al año. El ruido del tráfico rodado sería uno de los principales responsables de estas malas cifras.
Después de la contaminación del aire, el ruido es el segundo factor ambiental que causa más problemas de salud, según la Organización Mundial de la Salud en un informe de 2011, cosa que aumenta el riesgo de trastornos cardiovasculares y presión arterial alta.
Según recoge el nuevo decreto publicado en el boletín oficial francés, los radares, que disponen de micrófonos y cámaras para captar la matrícula del vehículo infractor, tienen que estar situados en el arcén.
Los primeros radares instalados se encuentran en Saint-Lambert, una localidad situada en el sureste de París que acostumbra a ser parte de la ruta de los motoristas, conductores de quads y vehículos similares. Según algunas mediciones realizadas por la agencia Bruitparif, los niveles de ruido registrados el año pasado en esta zona se situaron entre los 210 y los 520 dB.
De manera progresiva, irán llegando más radares sonoros a otros municipios, como Niza o Toulouse. Aunque todavía no se ha establecido cuál será el límite de decibelios permitido antes de cometer la infracción, las primeras pruebas fijan un máximo de 90 dB.
Otras medidas que se aplicarán en paralelo a los radares sonoros serán la reducción del límite de velocidad y la plantación de árboles y vegetación diversa a lo largo de la carretera de circunvalación, a menudo obstruida, de París. Dan Lert, teniente de alcalde encargado de este plan, añade que se ordenará a los vehículos de emergencia que bajen el volumen de las sirenas durante la noche.
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