Maras de El Salvador envían un mensaje de sangre a Bukele

Aunque los datos del año 2021 no son definitivos, El Salvador registrará otro récord en el descenso de los homicidios. Sin embargo, hace pocas semanas el país se vio inmerso en una ola de homicidios que duró tres días, un sangriento recordatorio de que la paz recientemente conseguida avanza sobre un suelo quebradizo.

Fueron tres días del mes de noviembre en los que El Salvador contabilizó 46 homicidios. El segundo día murieron 22 personas, lo que lo convirtió en el peor día del año. Lo que sí que hay que destacar es que los homicidios pararon tan rápido como habían empezado, ya que al día siguiente no hubo ningún asesinato en todo el país.

El presidente Nayib Bukele atribuyó el fin de la violencia al despliegue nacional de destacamentos de soldados y policías armados por las calles del país.

Al cabo de pocos días, Douglas García Funes, subdirector de inteligencia de la Policía Nacional Civil, anunció la captura de varios líderes de maras peligrosos, a los que señaló como los responsables de la ola de violencia, a causa de guerras territoriales.

Sin embargo, tal como observó el rotativo La Prensa Gráfica, algunas de las matanzas tenían el sello de asesinatos selectivos, de entre los cuales un conductor de autobús, un pasajero de un vehículo, etc.

A pesar de la ola de violencia, el país tan solo registró 15 homicidios más en noviembre en comparación con el año 2020. Respecto a los datos provisionales de 2021, entre enero y noviembre las autoridades registraron 936 homicidios, un 15% menos en relación con los 1.100 asesinatos ocurridos en el mismo periodo de 2020.

Algunos expertos atribuyen esta ola de violencia en El Salvador a un mensaje directo al presidente Bukele, que ha apostado su mandato a la reducción de los homicidios.

La evidencia de las entrevistas entre funcionarios de la administración Bukele y los líderes en prisión de las tres principales maras lleva a pensar que estos accedieron a reducir los altos índices de homicidios a cambio de mejores condiciones de reclusión y de otros privilegios, como acceso a teléfonos móviles, trabajadoras sexuales y mejor calidad de la comida.

Pero estas ventajas nunca fueron extensivas a los miembros de maras en libertad. Los tres días teñidos de sangre buscarían consideración para estos miembros.

Una facción del MS13 empezó con los asesinatos y el resto siguió el ejemplo, ya que la mayoría de estos sucedieron en la capital, San Salvador, o en sus alrededores. Diferentes facciones de estas maras se coordinaron en sectores próximos a la capital como una forma de presionar a los líderes que están en prisión.

Y es que hace varios años que las maras han aprendido que los cadáveres les dan poder de negociación ante el gobierno. La última vez que el gobierno retiró la tregua, en el año 2012, aumentó mucho la violencia entre estos grupos y las fuerzas del orden. Tanto, que El Salvador, con más de 1.000 tiroteos anuales en sus calles, fue declarado el país sin guerra más peligroso del mundo. Hace años que las maras y el Estado se comunican a través de muertos.

Sin embargo, los homicidios han caído a cifras impensables en el pasado. En 2020 El Salvador registró 1.322 homicidios, con una caída de cerca del 45% sobre los 2.398 muertos del año 2019.

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