Noruega quiere despenalizar el consumo de drogas

El gobierno noruego ha presentado una propuesta al Parlamento para despenalizar la posesión de pequeñas cantidades de droga para consumo propio, una medida que tiene el objetivo de sustituir el castigo por la ayuda. Es un planteamiento idéntico al propuesto, por ejemplo, en Portugal.

El uso y tenencia de drogas ilícitas seguirá siendo ilegal, pero en lugar de sanciones, las personas a las que se les encuentren pequeñas cantidades serán derivadas a un servicio de asesoramiento municipal obligatorio, donde recibirán información sobre los riesgos y las consecuencias negativas del consumo de estupefacientes y donde se les ofrecerá ayuda, tratamiento y seguimiento.

El ejecutivo nórdico –liderado por el partido conservador de la primera ministra Erna Solberg junto con liberales y democristianos– justifica el cambio asegurando que varias décadas de criminalización han demostrado que esta estrategia no funciona y que la persecución penal de los consumidores contribuye a la estigmatización y a la exclusión social y hace que eviten buscar ayuda por miedo a ser sancionados.

Según los últimos datos oficiales, en 2018 murieron 286 personas por sobredosis en Noruega, que tiene unas cifras de muertes relacionadas con las drogas en relación con la población mucho más elevadas que la media de Europa.

Teniendo en cuenta que muchos adictos a las drogas son policonsumidores, el texto detalla que una persona podrá tener hasta tres sustancias diferentes a la vez, siempre que cada una no supere el umbral fijado. En cambio, la tenencia de cantidades superiores y cualquier otra implicación con drogas ilegales, como la importación, fabricación y venta, seguirá siendo procesada penalmente.

El debate sobre la despenalización del consumo de drogas en Noruega empezó en 2016; ha basado su propuesta para reformar la política de drogas en un informe elaborado por un comité de expertos creado hace dos años por el Parlamento, aunque ha optado por rebajar las cantidades permitidas para no facilitar el tráfico y el acceso. El ejecutivo liberal-conservador controla tan solo una minoría del Parlamento noruego, por lo que necesitará el apoyo de la oposición para sacar adelante la reforma, y no está clara la posición de todos los partidos. Entre los contrarios a la medida están los democristianos, que forman parte de la coalición de gobierno, aunque se espera que voten a favor por lealtad.

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