El presidente de El Salvador, Nayib Bukele, canceló la conmemoración de los Acuerdos de paz de Chapultepec liderados con éxito por la ONU en 1992, que pusieron fin a una guerra civil de 12 años que dejó más de 75.000 muertos en el país centroamericano.

Organizaciones de derechos humanos, víctimas de guerra, grupos opositores, intelectuales y exguerrilleros se han posicionado contra las recientes declaraciones del presidente salvadoreño contra los Acuerdos de paz de hace 29 años.
La indignación creció en El Salvador el 16 de enero de este año cuando, por segundo año consecutivo, el mandatario rehusó conmemorar la firma de los Acuerdos de paz. Es más, declaró que los Acuerdos de paz eran una farsa, un negocio de las élites y un pacto entre corruptos. Para Bukele, la firma de los acuerdos no representó ninguna mejora para la población en sus derechos más básicos, sino que se tradujo en el inicio de una etapa de más corrupción y exclusión social y el enriquecimiento de manera fraudulenta de los mismos sectores firmantes de los acuerdos, en referencia a los integrantes del Gobierno de la época y al Frente Farabundo Martí para la Liberación Nacional (FMLN).
Después de esto, un grupo de organizaciones sociales y de víctimas del enfrentamiento armado exigieron a Bukele que respetara los acuerdos y mantuviera el compromiso del Gobierno a favor de los derechos humanos, mientras que un centenar de académicos salvadoreños y extranjeros hicieron pública una carta en la que rehusaban las declaraciones del presidente y pedían respeto por la verdad y la memoria histórica.
Hay que añadir que Bukele ya había levantado una polvareda política al impedir que se desbloquearan los archivos militares relacionados con la matanza del Mozote, tras desobedecer una orden judicial para inspeccionar los archivos como parte del proceso judicial que pretende aclarar la matanza que tuvo lugar en aquella comunidad.
También han criticado a Bukele exintegrantes de las guerrillas del Ejército Revolucionario del Pueblo (ERP), uno de los grupos próximos al FMLN. Muy pocas familias de este país se han librado de ser tocadas, lesionadas o partícipes de esta confrontación tan larga. Con las declaraciones negacionistas, el presidente coloca nuevamente el país en bandos, cuando los Acuerdos de paz son logros de toda la sociedad salvadoreña, más allá de los partidos políticos.
Pero el intento de Bukele de anular a los demás sí que le ha funcionado en su carrera política y es su intención declarada de vencer en las elecciones legislativas y municipales del próximo mes de febrero. Son una meta para él y para todos los políticos que le precedieron y que ahora ya no le aplauden, sino que son un lastre, y su estrategia pasa por anularlos en las urnas y en la memoria de los salvadoreños.
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