El Consejo Europeo aprobó el mes de diciembre pasado la estrategia de la Unión Europea que establece el marco político y las prioridades de la política contra las drogas de la UE en el periodo 2021-2025. La estrategia tiene como objetivo garantizar un alto nivel de promoción de la salud, la estabilidad social y la seguridad, y contribuir a la sensibilización. En base a esta estrategia, el Consejo elaborará un plan de acción que establecerá las medidas concretas para alcanzar estas prioridades.

Con esta estrategia, la UE y sus estados miembros reafirman su compromiso con un enfoque basado en evidencias, exhaustivo y equilibrado entre la reducción de la demanda y la oferta de drogas, con la preservación de los derechos humanos en el centro.
En virtud de la reducción del suministro de drogas, la estrategia se orienta a todos los aspectos del mercado de las drogas ilícitas e incluye la prevención, la disuasión y la interrupción de los delitos relacionados con las drogas, en particular la delincuencia organizada, mediante la cooperación judicial y policial, la inteligencia, la prohibición y la incautación de activos criminales, investigaciones y gestión de fronteras.
Esta área prioritaria se ha mejorado todavía más en comparación con la estrategia 2013-2020, para responder a los desafíos que se producen en los mercados de drogas europeos. Se caracterizan por una alta disponibilidad de varios tipos de drogas, incautaciones cada vez más elevadas, un aumento del uso de la violencia y enormes beneficios, así como el uso de plataformas de redes sociales, aplicaciones e internet, y internet oscura (darknet) para el tráfico ilícito de drogas. Estas características no se han desvanecido durante la crisis del COVID-19, sino al contrario.
El área política de reducción de la demanda de drogas consiste en una serie de medidas de refuerzo mutuo que incluyen prevención, detección e intervención precoz, asesoramiento, tratamiento, rehabilitación, reinserción social y recuperación. Esta acción tiene que ser adecuada al contexto social local y a las necesidades de la población objetivo, estar informada por evidencias científicas y ser segura y eficaz. Hay que desarrollarla mediante la estrecha colaboración de varios servicios de salud y asistencia social. La crisis de la COVID-19 ha revelado todavía más la necesidad de garantizar la continuidad de estas acciones.
Se ha añadido un nuevo capítulo dedicado a tratar los daños relacionados con las drogas. Esta sección incluye medidas y políticas para prevenir o reducir los posibles riesgos y perjuicios para la salud, la sociedad y los centros penitenciarios. Cubre aspectos como la reducción de la prevalencia y la incidencia de enfermedades infecciosas relacionadas con los medicamentos, la prevención de sobredosis y las muertes relacionadas con las drogas, y la oferta de alternativas a las sanciones coercitivas.
La estrategia también identifica tres temáticas transversales de apoyo a las áreas políticas:
• Cooperación internacional: mejorar el papel de la UE como intermediaria mundial para una política de drogas centrada en las personas y orientada a los derechos humanos mediante la cooperación con terceros países, regiones y organizaciones internacionales, reforzando el compromiso con las políticas de drogas orientadas al desarrollo alternativo de medidas.
• Investigación, innovación y previsión: proporcionar a la UE y a los estados miembros las capacidades de investigación y previsión necesarias para hacer frente a los retos de las drogas de forma más ágil y proactiva, aumentando la preparación para responder a los retos futuros.
• Coordinación, gobernanza e implementación: garantizar una implementación óptima de la estrategia, incluida la acción clave del Centro Europeo de Seguimiento de las Drogas y las Drogodependencias (OEDT) y de la Europol, que implique a la sociedad civil y proporcione recursos adecuados en el ámbito de la UE y de las naciones.
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