Un informe de la agencia nacional de inteligencia alemana enumeró más de 1.400 casos en los que soldados, oficiales de policía y oficiales de inteligencia eran sospechosos de poder cometer acciones extremistas.

El informe es un primer intento de documentar el alcance de la infiltración de la extrema derecha en el seno de los servicios de seguridad. Y se produce cuando el número de casos de extremistas detectados en las fuerzas policiales y militares se ha multiplicado.
Decenas de agentes de policía han sido suspendidos por unirse a grupos de chats de extrema derecha y compartir propaganda neonazi. En junio de este año, el ministro de Defensa disolvió una compañía entera de fuerzas especiales de Alemania después de haber encontrado explosivos, una ametralladora y objetos de recuerdo de las SS en propiedad de un sargento mayor.
Horst Seehofer, el ministro del Interior alemán, insistió en que no había ningún problema estructural ya que la gran mayoría de personas que componen los servicios de seguridad son leales a la Constitución alemana. Consideró que se encuentran ante un número reducido de casos y que la inmensa mayoría de los empleados de las agencias de seguridad alemanas (más del 99%) “están firmemente arraigados a la Constitución”.
El informe de 98 páginas, que abarca un periodo que empieza en enero del año 2017, explica que el número real de extremistas era casi seguro superior al que se informó y advirtió que incluso un número relativamente reducido de oficiales altamente entrenados y radicalizados constituía un peligro importante para el Estado y para la sociedad. Identificar a los extremistas sigue siendo una alta prioridad para el servicio de seguridad, según el informe.
Durante años, políticos y jefes de seguridad alemanes rechazaron cualquier sugerencia de que en los servicios de seguridad se hubiera infiltrado la extrema derecha, reconociendo tan solo casos individuales. Pero el número de casos ha seguido aumentando desde que se recogieron los datos del informe.
El mes pasado, el jefe de la agencia de contrainteligencia militar, Christof Gramm, fue destituido porque la agencia de vigilancia había fallado repetidamente en su misión de supervisar y detectar el extremismo de las fuerzas armadas.
Haldenwang, jefe de la inteligencia nacional, cuya agencia se fundó después de la Segunda Guerra Mundial y que se conoce como la Oficina para la Protección de la Constitución, ha advertido que el extremismo y el terrorismo de extrema derecha constituyen el mayor riesgo para la democracia alemana actual.
Durante los últimos 15 meses, Alemania ha sido testigo de tres atentados terroristas mortales por parte de radicales de extrema derecha: un político regional fue tiroteado en su porche, una sinagoga fue atacada y nueve personas de origen inmigrante fueron tiroteadas.
En septiembre de este año, el estado occidental de Renania del Norte-Westfalia suspendió a 29 agentes de policía sospechosos de compartir imágenes de Hitler y propaganda neonazi violenta en grupos de chats en línea. La semana pasada, se comprobó que otro grupo, esta vez agentes de inteligencia encargados de controlar los radicalismos de extrema derecha, compartía vídeos xenófobos y antiislámicos.
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