Hace unos días, el rotativo salvadoreño El Faro informaba de que el profundo descenso de la violencia homicida en El Salvador, con el liderazgo en el Gobierno del presidente Nayib Bukele y su principal valor en poco más de un año en el poder, quedaba en entredicho por una investigación periodística que lo atribuía a un pacto con la banda mara Salvatrucha (MS13).

El medio de comunicación publicó un reportaje, citando documentos oficiales y declaraciones de un líder de la banda, que señalaba que el Gobierno lleva negociando con la MS13 desde junio de 2020 y que el pacto incluiría favores electorales para los comicios de 2021.
La investigación de El Faro señala que la negociación entre el Gobierno y las maras incluye apoyo político de estos grupos al oficialismo a cambio de la promesa de derogar leyes y debilitar el régimen de máxima seguridad en las cárceles si el próximo mes de febrero el partido Nuevas Ideas, de Nayib Bukele, consigue el control de la Asamblea Legislativa en las elecciones para escoger los 84 diputados y los 262 gobiernos locales.
Mientras tanto, según datos de la Policía, entre el 1 de enero y el 2 de septiembre de este año se produjeron 829 homicidios, que representan una reducción de aproximadamente el 56% ante las 1.871 muertes violentas del mismo periodo de 2019.
Si se mantiene esta tendencia, El Salvador cerraría el año 2020 con unos 1.200 homicidios, lo que representaría una tasa de asesinatos de 18 por cada 100.000 habitantes, la más baja desde 1994.
Lo novedoso de este posible diálogo con las maras, declaradas grupos terroristas por el Tribunal Supremo de El Salvador, es que las voces que denuncian estos vínculos van ganando credibilidad a medida que las evidencias van siendo cada vez más contundentes y provocan la preocupación del Departamento de Estado y el Congreso norteamericanos.
A pesar de estas investigaciones periodísticas, el presidente de El Salvador, Nayib Bukele, rechazó que su gobierno tenga un pacto con la banda mara Salvatrucha (MS13) para reducir la cifra de asesinatos a cambio de beneficios penales. Bukele apuntó que los que los acusaban de violar los derechos humanos de los terroristas, ahora dicen que les conceden privilegios.
El presidente recordó los hechos del pasado mes de abril, cuando las maras hicieron aumentar durante unos días el promedio diario de asesinatos. En ese momento, el Gobierno salvadoreño ordenó a los centros penitenciarios recluir a los miembros de las maras las 24 horas, poner placas de metal en las puertas de barrotes para evitar la comunicación por medio de señales y, además, mezclar a los miembros en sus celdas sin importar que fueran de bandas rivales.
Con todo, según el diario El Faro, la decisión de mezclar miembros de diferentes bandas en las cárceles fue cancelada tras las reuniones entre funcionarios y jefes de las estructuras criminales. El Gobierno lo niega.
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