Desde el inicio de la pandemia COVID-19, se ha producido un aumento del intercambio de material sexual de tipo delictivo: maltrato infantil en línea, coacción sexual y extorsión a menores.
Y es que los menores no han estado exentos del traslado del mundo real al mundo virtual: llamadas de vídeo a amigos y/o familiares, interacción con redes sociales, juegos en línea, uso de la red como medio educativo y escolar. De este modo, a mayor uso de las redes, más delincuentes en línea y más puede aumentar el intercambio de material si se consiguen nuevas víctimas. Y, a menudo, estas víctimas lo son inconscientemente con material autogenerado, que representa una amenaza importante para la seguridad de los menores.
Los delincuentes sexuales han encontrado en esta coyuntura una fabulosa oportunidad para acceder a un grupo más amplio de potenciales víctimas. El informe publicado hace unas semanas por Europol analiza el aumento del intercambio de imágenes sobre explotación sexual infantil en línea pero también da herramientas de cómo afrontar esta grave amenaza para la seguridad de los niños.
Hay que mencionar que el intercambio de material de abusos infantiles no suele estar motivado por supuestos beneficios económicos, aunque hay modalidades que sí son remuneradas, como los abusos en vivo a distancia. Con la reproducción en tiempo real y puesto que los delincuentes no pueden viajar debido a las restricciones por el coronavirus, estos pueden observar los abusos de menores a demanda.
La desaceleración económica relacionada con la pandemia COVID-19 podría estimular un aumento de material sobre abusos infantiles producidos en comunidades vulnerables con el objetivo de obtener beneficios económicos. Y es que el contenido de material de abusos infantiles también se puede disimular detrás de las publicidades que aportan beneficios económicos para los delincuentes, usando por ejemplo la fórmula “pago por clic”.
La sociedad, incluida la policía, debe destinar esfuerzos a la educación de los menores y evitar a toda costa que puedan convertirse en víctimas. La mejor arma contra los depredadores sexuales es educar a los niños para prevenir los delitos. Y es que el daño derivado de ser víctima de estos delitos es grave y cada vez que se comparte una imagen o un vídeo se traduce en una victimización reiterada.
Europol hace un seguimiento de esta amenaza y proporciona apoyo continuado a los estados miembros y las policías para identificar a los delincuentes y las víctimas. La campaña Europa #SayNo procura apelar a la conciencia de los menores sobre los peligros que corren por compartir material explícito en la red.
En esta línea, Europol ha coordinado una investigación en Italia con más de 200 investigadores involucrados. La Fiscalía de Turín dirigió la operación desarrollada en el mes de junio de 2020 con datos enviados por Europol.
Las investigaciones supusieron la detención de tres personas y la incautación de miles de expedientes. Durante el transcurso de la investigación, los agentes descubrieron que uno de los sospechosos había sido detenido anteriormente por abusos sexuales a menores. El sumario detalla la existencia de imágenes y vídeos de violencia sexual en los que las víctimas eran principalmente bebés, niños de 6 años y preadolescentes.
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