Willy Demeyer: “La seguridad no es el resultado de una sola política”

Abogado de formación, empieza su trayectoria política en 1988.

Desde 2014 hasta noviembre de 2017, Willy Demeyer, en su calidad de diputado federal, fue miembro de la Comisión de Interior y de la Comisión de Investigación federal sobre los atentados de Bruselas del 22 de marzo de 2016.

El 8 de marzo de 2017, la ciudad de Lieja se comprometió con un nuevo proyecto participativo, como una extensión del proyecto de la ciudad iniciado en el 2003.

En su calidad de ciudad centro del distrito, Lieja preside Liège Metròpole (Conferencia de distrito de los burgomaestres de 24 municipios y del Colegio provincial).

Lieja preside igualmente el Foro Europeo para la Prevención y la Seguridad Urbana, que reúne cerca de 350 ciudades europeas en torno a las temáticas de seguridad urbana.

¿Cómo ve la seguridad europea? ¿Cuáles son los peligros y cuáles son los miedos? ¿Hay una correlación?

En estos últimos años, el contexto económico mundial ha sufrido numerosos sobresaltos, que han facilitado la vuelta de las teorías proteccionistas y la emergencia de los populismos.

Los desafíos para Europa hoy son importantes. Uno de los más importantes es sin duda la polarización, que representa un riesgo importante para nuestras sociedades.

Otros problemas urgentes están relacionados con esta, como las desigualdades sociales y económicas que debilitan la cohesión social, la radicalización que conduce al extremismo violento. La cuestión de los flujos migratorios merece igualmente respuestas mucho más adaptadas en términos de integración social y de servicios esenciales como el alojamiento o la educación. Finalmente, la cuestión del envejecimiento no tiene que ser olvidada.

Ciertos cargos electos tienen una responsabilidad política enorme en la manera cómo presentan actualmente Europa. Esta, según su opinión, ya no es un instrumento para proteger a las poblaciones y los estados, sino, al contrario, es un elemento desestructurador y autoritario. Según ellos, eso interfiere en la libre elección de los estados miembros e impone directrices a los ciudadanos.

Estos discursos tienen consecuencias importantes sobre la percepción que los ciudadanos tienen de su vida, de su sentimiento de seguridad y de sus perspectivas de futuro.

Ante este fenómeno, de manera progresiva, las autoridades locales tienen que marcar la diferencia, definir políticas de prevención y de seguridad respetuosas con las normas y los valores democráticos, refiriéndose al principio de solidaridad.

Es la apuesta del Manifiesto del EFUS, adoptado en Barcelona en noviembre de 2017. Traduce estas evoluciones y propone una visión global, holística de la seguridad urbana.

¿Las ciudades pueden afrontar solas los desafíos de seguridad actuales? ¿Cuál tiene que ser el papel de las regiones y de los estados?

Por supuesto que no. La seguridad no es el resultado de una sola política. Es el resultado de la coherencia de todas las políticas desarrolladas en los diferentes peldaños.

Es la razón por la que presentamos nuestro Manifiesto “Seguridad, democracia y ciudades” a las instituciones nacionales y europeas. En efecto, numerosos fenómenos se manifiestan localmente, pero son transnacionales por naturaleza. Por lo tanto, requieren igualmente una respuesta a escala mundial. Es necesario, pues, implicar a todos los niveles de gobernanza.

Los miembros del EFUS presentan una visión optimista de la seguridad, basada en el respeto de los derechos humanos y la coproducción. El Manifiesto presenta nuestros compromisos y recomendaciones sobre una quincena de temáticas vinculadas a la seguridad urbana, entre otros: prevención de la radicalización violenta, uso de las tecnologías en la prevención, diversificación de los actores de la seguridad…

Es un documento fundamental para el Foro. Constituye una fuente de inspiración, de soporte y ayuda para las autoridades locales y regionales en la concepción y la promoción de su política de seguridad.

Europa es actualmente muy diversa. ¿Cuál es el desafío para mantener la seguridad urbana? ¿Evitar políticas y situaciones de discriminación que pueden provocar violencia o, como muchas voces indican, la expulsión o la reducción radical de los emigrantes?

Estamos inquietos ante la persistencia de las desigualdades sociales y económicas. Era un desafío hace 30 años, en el momento de la creación del EFUS, pero estos últimos años se ha acentuado.

Las causas son múltiples: diversidad y fluidez de las poblaciones urbanas (sobre todo los migrantes, los turistas y los usuarios de la ciudad tanto de día como de noche), así como una falta de coherencia a veces entre las políticas locales, nacionales y europeas.

Abordar estas desigualdades es fundamental porque alimentan un resentimiento que puede conducir a la violencia y a la delincuencia. Una de las manifestaciones recientes más inquietantes de este resentimiento es el extremismo violento, que adopta numerosas formas y puede provocar un sentimiento de impotencia entre las autoridades públicas.

En este sentido, consideramos que es esencial que las autoridades locales y regionales se nieguen a dejar que el miedo dicte su respuesta. Incluso si el extremismo violento puede suscitar un sentimiento de urgencia, no tenemos que ceder a la trampa de la instantaneidad: instantaneidad en la palabra, en la acción y en los resultados.

¿Cuál es el papel del EFUS en la seguridad urbana europea? ¿Facilitar el simple intercambio de las experiencias o promover políticas de seguridad basadas en principios democráticos y de cohesión social? ¿Hay un modelo de seguridad EFUS?

Las autoridades locales y regionales se benefician de la confianza de los ciudadanos. Por su proximidad, comprenden mejor sus expectativas. A menudo son más ágiles que las instituciones estatales a la hora de establecer políticas innovadoras, flexibles y, sobre todo, adaptadas a los públicos locales.

Somos cada vez más reconocidos por los responsables políticos internacionales. Nuestra posición de primera línea en la gestión de la seguridad, de situaciones de crisis y nuestra capacidad de actuación lo hacen posible.

Es alentador pero tenemos que sacar las conclusiones necesarias. Nuestros poderes son todavía demasiado limitados para llevar a cabo plenamente nuestras misiones. Es esencial que nuestro papel sea reconocido en los textos oficiales. Se tienen que establecer mecanismos de financiación adecuados. Y tenemos que participar sistemáticamente en la toma de decisiones nacionales y europeas.

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