Paul van Soomeren (1952) es fundador de la oficina de asesoramiento DSP, con sede en Amsterdam (www.DSP-groep.eu). Antes de empezar –con Bram van Dijk– con esta oficina, trabajó unos años en la oficina nacional de prevención de delitos en los Países Bajos. Paul es experto internacional en la prevención de delitos mediante diseño ambiental (CPTED). En este momento Paul trabaja con la estandarización de CPTED y participará –con la Generalidad de Cataluña– en el proyecto de la UE www.cuttingcrimeimpact.eu durante los próximos tres años.
¿Qué opinas de las tendencias actuales con respecto a las políticas de seguridad pública? ¿No crees que se centran excesivamente en el castigo? ¿Estamos retrocediendo? ¿Existen los enfoques ambientales en los debates políticos?
La seguridad pública y las políticas de seguridad se parecen a un péndulo de relojería: en los años 60 y 70 había un enfoque reactivo y represivo hacia los delitos, en los años 80 y 90 la prevención de los delitos tenía más peso, y el enfoque ha vuelto al de antes con la llegada del nuevo milenio. Me da la impresión de que la prevención vuelve a estar ‘en vogue’ otra vez. El castigo y los enfoques reactivos no son los más efectivos ni los más eficaces. Es un enfoque hacia los delitos que sale muy caro. Claro está que hacen falta 2 personas para bailar un tango: un enfoque reactivo se basa en coger al delincuente y castigarlo, pero también supone prevención. Desde un enfoque de coste-beneficio la prevención es más barata y, por lo tanto, es un enfoque mucho más eficaz. Como soy holandés detesto ver cómo se malgasta el dinero. A la hora de evaluar siempre miramos las diferencias coste-beneficio.
¿Qué actor público (local, regional, estado, Europa) entiende mejor la importancia del diseño urbano para prevenir los delitos y construir ciudades seguras? ¿Cuál de estos está mejor posicionado para aplicar los principios que eso supone?
No es cuestión de ‘o’ sino de ‘y… y’. Por lo tanto, no es ‘europeo o nacional o local’. La prevención de los delitos mediante diseño urbano, planificación y gestión (garantizado por Design/CPTED) es posible a cada nivel: europeo, nacional, regional, local y, por último, pero no menos importante, a nivel de barrio. Se aplica el mismo principio a todas las estrategias para prevenir los delitos. Las mejores opciones surgen cuando los niveles trabajan juntos de verdad; cuando se apoyan y se favorecen los unos a los otros. Aunque estamos acostumbrados a hablar de conceptos como multiorganismos y enfoque de asociación, hoy en día todavía definimos eso de una manera demasiado horizontal al mismo nivel geográfico, al mismo nivel de gobernantes. Sería mejor estudiar este tema de una manera vertical: ¿cómo pueden, por ejemplo, normas y estándares europeos ayudar a un país? ¿Cómo pueden las leyes y el esquema facilitar acciones para prevenir delitos locales? ¿Cómo pueden las autoridades facilitar la prevención de los delitos a nivel de barrio? Lisa y llanamente: enfoques de multiorganismos horizontales y cooperación de gobernantes vertical. Este es el gran valor añadido.
¿Cómo tendría que contribuir el sector privado (de una manera amplia, no solo la seguridad privada, sino todas aquellas que no son públicas) a un diseño urbano dirigido a mejorar la seguridad?
El sector privado ya incorpora la prevención de los delitos mediante el diseño y la planificación. Por ejemplo, a base de hacer que los productos sean impermeables a las actividades delictivas. Mira el móvil con una función de seguimiento, los coches con un sistema para inmovilizar o la seguridad incorporada por la arquitectura y el diseño. Y, por supuesto, hay mucha presión por parte de las compañías de seguros para reducir los riesgos. Investigaciones holandesas y británicas recientes indican que el concepto ‘hipótesis de seguridad’ puede explicar la reducción de los delitos que estamos presenciando en estos momentos en muchos países modernos e industrializados. Eso supone una combinación de prevención de los delitos a nivel privado y público. El diseño, la planificación, la gestión y la cooperación son claves.
Algunos barrios antiguos de las ciudades han llegado a ser zonas degradadas con una población marginada (normalmente se trata de inmigrantes pobres). ¿Qué políticas se tendrían que aplicar para reconducir esta situación? ¿La gentrificación es una solución?
Como geógrafo, urbanista y demógrafo no creo que la gentrificación sea la solución. La gentrificación completa como aquella que vemos en unas cuantas capitales europeas no es una solución sino que llega a provocar problemas como la segregación y una falta de integración. Mi solución sería mezclar a la gente. ¡Mezclar al máximo! No casa por casa quizás, pero en función de grupos de casas –como por ejemplo bloques de viviendas– como si fuera un tablero de ajedrez. De esta manera, el mismo tipo de gente podría quedarse junta y ayudarse mutuamente y, así, la ciudad entera podría llegar a ser una mezcla bonita. Las diferencias y la diversidad hacen que las ciudades sean atractivas y también efectivas. La innovación proviene de la diversidad. En el país donde vivo yo –los Países Bajos– las asociaciones de viviendas tienen un papel importante. Más o menos la tercera parte de todas las viviendas en los Países Bajos pertenecen a asociaciones de viviendas –en las grandes ciudades hasta 4 de cada 10. Y es difícil distinguir entre las viviendas privadas y las de alquiler y las sociales. Todas las categorías de viviendas se mezclan. Es una manera muy buena y efectiva de alojar a la gente. Eso supone la mejor versión de la planificación urbana. No es una cuestión policial sino una iniciativa por parte de asociaciones de viviendas y autoridades locales.
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