Uno de los muchos problemas por resolver en el ámbito de la seguridad es cómo conocer y medir los hechos que causan inseguridad, principalmente los delitos. Las principales herramientas existentes (estadística policial y encuestas de seguridad) son complementarias y tienen ventajas e inconvenientes, y resulta complicado combinar los resultados obtenidos en cada una de ellas.
Académicos y profesionales de los Estados Unidos debatieron, entre diciembre de 2013 y enero de 2017, cómo modernizar los sistemas e instrumentos para medir la delincuencia en su país. El encargo provenía de dos oficinas del Departamento de Justicia, el FBI y la Oficina de Estadísticas de Justicia (BJS, por su sigla en inglés), y tenía que cubrir tres ámbitos:
- uno sustancial: desarrollar una nueva clasificación de los delitos;
- uno metodológico: proponer un sistema de recogida de los datos, y
- uno de implementación: recomendar cómo hay que llevar a cabo la recogida de los datos.
El primer informe de este grupo de expertos se publicó en mayo de 2016 y daba respuesta al primero de los ámbitos, la clasificación de los hechos delictivos. El objetivo era tener una visión de conjunto de las tipologías delictivas, a partir, entre otras fuentes, de los datos policiales y de los datos de encuestas.
El sistema de clasificación actual se basa en criterios establecidos entre 1929 y 1930, y se caracteriza por recoger pocos hechos que están regulados de modo muy parecido en todos los EE.UU. Por lo tanto, aunque es una clasificación pragmática y útil, también es demasiado rígida y estricta, y una de las voluntades del nuevo sistema de clasificación es que constituya un marco que permita incorporar nuevas figuras delictivas que puedan aparecer en un futuro.
La nueva clasificación se realiza con finalidades estadísticas y pretende que cualquier hecho delictivo pueda encajar en alguna categoría, pero sólo en una. Las definiciones de la clasificación ponen el énfasis en conductas, sin la voluntad de que estas tengan que corresponderse con las tipologías penales. Aunque la clasificación se piensa en relación con las infracciones penales, también tiene en cuenta que el análisis se hará sobre incidentes, que pueden incluir más de un hecho delictivo o relacionar a una o más víctimas o a uno o más autores.
Además de revisar el sistema actual, los precedentes históricos y las necesidades de los diferentes usuarios de las estadísticas de criminalidad, también han analizado otras experiencias en modernización de las estadísticas. Entre ellas, destaca la Clasificación Internacional de Delitos con Finalidades Estadísticas (ICCS, por su sigla en inglés), aprobada por las Naciones Unidas el año 2015 y que se establece como un estándar internacional que se ha tomado como marco de referencia incorporando modificaciones para tener en cuenta la realidad propia del país (como incidentes con armas de fuego).
Así, la nueva clasificación propuesta contiene 11 categorías de primer nivel (más genéricas), que, con alguna pequeña diferencia, se corresponden con las de ICCS:
- Actos que conducen a la muerte o intentan causar la muerte
- Actos que causan daño o intentan causar daño a las personas
- Actos injuriosos de naturaleza sexual
- Actos de violencia o amenazas de violencia contra las personas relacionados con la propiedad
- Actos que sólo atentan contra la propiedad
- Actos relacionados con sustancias controladas[1]
- Actos relacionados con el fraude, la estafa o la corrupción
- Actos contra el orden público y la autoridad
- Actos contra la seguridad nacional
- Actos contra el medio natural o contra los animales
- Otros actos delictivos no clasificados en las demás categorías
Este primer nivel de categorías se va subdividiendo, con mayor o menor detalle, hasta llegar a un máximo de cuatro niveles (X.X.X.X), con lo cual se obtienen 189 categorías diferentes (ICCS llega a 230 categorías).
La clasificación se acompaña de unos atributos o etiquetas que permiten una explotación adicional e, incluso, una reclasificación posterior. Estos atributos están relacionados con el incidente o con las distintas infracciones, víctimas o autores relacionados con cada incidente.
La próxima semana complementaremos la información con el resultado del segundo informe, publicado en marzo de 2018, en que se propone el sistema de recogida de datos y cómo implementarlo.
El informe completo se puede consultar en:
Modernizing Crime Statistics
Report 1: Defining and Classifying Crime (2016)
[1] Incluye drogas narcóticas y sustancias estupefacientes prohibidas o reguladas por las leyes, así como sus precursores.
_____
Aquest apunt en català / This post in English / Post en français