Espectadores prosociales contra la violencia discriminatoria

help-164755_960_720Antes de empezar, deje que le preguntemos algo. ¿Cuántas veces este año ha sido usted testigo de algún tipo de discriminación en las calles de su ciudad?  Quizás, si hubiera sabido que en más del 80% de las ocasiones, con menos de 10 segundos de intervención es suficiente para evitar la victimización, habría decidido convertirse en un espectador prosocial.[1]

La teoría del espectador, fusionando la psicología y la criminología, pretende entender las motivaciones que existen tras la intervención o la no intervención de un espectador, que es, por definición, el testigo de un acontecimiento en el que no está directamente implicado. A la hora de entender este comportamiento, se identifican, en la literatura, diferentes etapas en el proceso de decisión: en primer lugar, se tiene que percibir el acontecimiento; luego el espectador tiene que interpretarlo y entender que se trata de un hecho conflictivo; el siguiente paso es asumir responsabilidad y tomar la decisión de intervenir, y, finalmente, el espectador tiene que disponer de la capacidad de intervenir .

Este proceso es importante especialmente a la hora de poner en práctica la teoría, ya que estudios recientes demuestran que los Programas de intervención de espectadores[2] tienen un impacto considerable en la prevención primaria de la violencia sexual y doméstica. En los Estados Unidos, la teoría ha permitido desarrollar varios programas de prevención de las agresiones sexuales en campus universitarios,  dado que la violencia machista se interpreta, en la teoría, como causa y consecuencia de la desigualdad de género, y, sin embargo, las estrategias efectivas de prevención de la violencia deben tener como objetivo cambiar las actitudes y los comportamientos arraigados a esta desigualdad.

Posteriormente, el Reino Unido empezó también a desarrollar estrategias de prevención primaria bajo estas premisas para luchar contra la violencia sexual y de género en las universidades y, más recientemente, contra la violencia discriminatoria en el espacio público. A finales del año 2017, Shamsher Chohan, directora del Communities Inc, presentó la iniciativa “Love not Hate” dentro del proyecto Building Stronger Communities, en una sesión Zoom de la Conferencia Seguridad, Democracia & Ciudades, celebrada en Barcelona, donde el papel de los espectadores prosociales se vuelve fundamental para prevenir y combatir los delitos de odio. El programa, con sedes en Nottingham y Bassetlaw, ofrece mecanismos a la ciudadanía para fomentar el compromiso de los bystanders con la prevención de la violencia discriminatoria a través de la creación de un entorno más seguro para todo el mundo, estimulando la cohesión social y la denuncia. Por este motivo, la institución ofrece formación gratuita para todos aquellos miembros activos (individuos y organizaciones) de la comunidad interesados en adquirir conocimientos y un mayor entendimiento de los delitos de odio (communitiesinc.org.uk, 2017), fundamentales a la hora de percibir e interpretar los actos discriminatorios. Por otra parte, a través de Community Cohesion Activities, la iniciativa fomenta la interacción y el diálogo, generando cohesión entre las diferentes comunidades y estimulando su compromiso en la prevención primaria de los delitos de odio. Finalmente, la institución entrena a todos aquellos voluntarios y organizaciones que trabajan con personas en situación de vulnerabilidad, para convertirlos en centros de denuncia (communitiesinc.org.uk, 2017), dotándolos así de los mecanismos necesarios para tomar partido, aunque sea a posteriori.

[1] Del inglés, Prosocial bystander.

[2] Del inglés, Bystander intervention programs.

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